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martes, 29 de abril de 2014

Lupita y sus zapatos nuevos


Lupita y sus zapatos nuevos


 

Camina Lupita pisando los charcos,
llenando de barro sus lindos zapatos,
feliz se encuentra, porque la tormenta
dejó tantas charcas que perdió la cuenta.

Regresa a casa de lodo hasta el cuello,
su mamita al verla pone el grito en el cielo
¿Qué hiciste Lupita, con tus nuevos zapatos?
¡Mamita no me riñas! me los cogió el gato.

El gato al oírla... Salió en su defensa
no mientas Lupita, retira la ofensa
el agua para los gatos, por todos es sabido
es el peor enemigo, que tiene un minino.

El loro Manolo que estaba escuchando,
pidió la palabra en esta ocasión,
¡Disculpen! ¿Puedo hablar yo?

No ha sido Lupita, que estaba estudiando,
y el pobre minino andaba ronroneando,
el culpable de todo este incidente,
lo ha tenido el pez que tenemos enfrente.

Sin dar crédito a lo oído...
Todos miran al pobre, pez Ramiro.
Con ojos llorosos, se expresa entre sollozos,
¡Yo no he sido! loro mentiroso.

No tengo pies para calzar zapatos,
ni manos para atarme los cordones,
quien pudiera... Tener esos dones
para ver más allá, de esta triste pecera.

Lupita avergonzada levanta el dedo,
he sido yo la causante, de todo este enredo,
mamita te pido, que me perdones
desde hoy asumiré, todos mis errores.






Málaga 27 de Mayo 2012
Derechos de autor: María del Carmen Tenllado Yuste.
(Damablanca)
Safe creative: 1205281711624

Publicada en la siguiente página:

http://melodiasdelalma-damablanca.blogspot.com.es/2012/08/lupita-y-sus-zapatos-nuevos.html
 
 
Safe Creative #1205281711624
 
 

viernes, 25 de abril de 2014

Damián y el hada de los deseos.





 

Damián y el hada de los deseos.


 

En una gran cima olvidada, dormía el hada de los deseos humanos, sumergida en un profundo e insondable sueño del cual nadie era capaz de rescatar. Se sucedían los días y los niños antes de pedir un deseo a sus padres, estos ya se lo habían concedido. No conocían las ilusiones ni los anhelos, pues estos eran satisfechos antes de nacer. En una humilde cabaña, habitaba una familia de escasos recursos, eran cinco hermanos entre cinco y doce años de edad. Apenas si tenían para comer poco y mal. La mamá se hallaba inmovilizada en la cama desde hacía tiempo, por su delicado estado de salud y el padre un hombre humilde y bueno, intentaba traer diariamente a casa lo poco que conseguía buscando entre aquellas cosas que tiraban los demás. En esta familia, carecían de las cosas más fundamentales, comida, abrigo, escuela, pero aún así, había un tremendo amor entre sus miembros.

Una noche la esposa empeoró gravemente, los niños se encontraban solos, su padre aún no había regresado a casa. Damián, el mayor de los hermanos, angustiado se dirigió a los más pequeños diciéndoles:

-voy a buscar ayuda, no os mováis de aquí hasta que regrese.

Así fue como el niño se echó a andar sin tener muy claro el camino a seguir, pero siguiendo los latidos de su corazón que amaba profundamente a su madre.

Anduvo y anduvo hasta llegar a lo alto de una enorme cima, allí un bello resplandor le envolvió hasta el punto de seguirlo con las pocas fuerzas que ya le acompañaban. Frente a él vio a un hermoso ser de luz que dormía plácidamente sobre una hoja. Damián no pudo contener una lágrima y está calló sobre el hada impregnándola con su esencia, ante la calidez de esta lágrima el hada comenzó a tomar consciencia y abrió sus ojos poco a poco.

-¿Quién eres tú, que lograste volverme a la vida?

-¡Me llamo Damián! mi corazón me trajo hasta aquí buscando un deseo.

El hada emocionada le respondió:

-Hace tanto tiempo que los niños no se acuerdan de mí... ¿cuál es tu deseo Damián? ¿Qué te trae aquí?

-Damián respondió: Me trae un amor que no quiero perder, deseo que mi madre se reponga de su enfermedad y papá encuentre un digno trabajo para poder vivir felices.

El hada conmovida ante el deseo del niño esbozó una sonrisa y le dijo:

-Cierra los ojos, pide con fuerzas tu deseo, al abrirlos te será concedido. Pero no olvides que para ello tendrás que cumplir una condición.

-¿Cuál es la condición? pregunto Damián.

-Nunca habrás de revelar a nadie mi paradero ni existencia.

Damián cerró con fuerzas sus ojos, sin dejar de pensar en lo que tanto deseaba. Al abrirlos se encontró de nuevo en casa, sus hermanos no estaban allí, y la cama de su mamá se hallaba vacía. Damián temió por su madre y de rodillas junto a su cama comenzó a llorar desesperadamente.

-¡No debí marchar! se repetía una y otra vez entre sollozos ¡Perdóname mamá! allá donde estés...

En ese instante escuchó la voz de su madre, la cual gritaba con júbilo:

-¡Damián hijo mío, al fin apareciste! Hemos estado día y noche buscándote.

Damián no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban presenciando, su madre se había levantado de la cama y lucia radiante.

-No te preocupes mamá, ya estoy aquí, me fui a buscar a papá, pero no le hallé.

-Estoy curada hijo, ha sido un milagro, creerás que estoy loca, pero te diré algo, es un secreto recuérdalo ¡Nadie lo ha de saber!

-¡Cuéntamelo por favor mamá! exclamó el niño.

-Cuando estaba a punto de partir para siempre, se me apareció un ser de luz, algo parecido a un hada, que dejó caer sobre mí una lágrima que con sumo cuidado sostenía entre sus manos. Esa lágrima provenía de la cima de los deseos me dijo, y dejándola resbalar por mis piernas, estas de pronto comenzaron a moverse...

-¡No estás loca mamá! -dijo Damián sonriéndole-¿dónde se encuentra papá y mis hermanos?

-Tu padre por fin ha encontrado un trabajo honesto y tus hermanos han podido asistir a la escuela. Mientras tú andabas perdido, preocupándonos a todos.

Damián aceptó de buena gana la reprimenda de su madre, no podía desvelar la procedencia de aquel milagro.

Se acercó a la ventana y una ráfaga de luz resplandeciente vislumbró desde la misma, el hada había retornado del sueño, y su familia había sido bendecida con una lágrima...

-Fin-
 
 
 

 Málaga 30 de mayo del 2012
Derechos de autor: María del Carmen Tenllado Yuste.

Málaga/España
 
Nota: Este cuento está incluido en la antología: "Mil obras a Oscar Alfaro" Publicado en Bolivia

 
Diploma obtenido por mi participación en dicha antología